martes, diciembre 13, 2022

Casa deshabitada con frutas

Las frutas dispuestas sobre una mesa a modo de bodegón, era la evidencia de que alguien habitaba la casa, que su aparente abandono era una cuestión momentánea. Quién podría dejar aquellas frutas tan bien dispuestas, como preparadas para un ojo sensible que viera en esa imagen la posibilidad de abandonarse y poder finalmente descansar su espíritu atribulado. Quién si no un alma sensible que está dispuesta a regalar un breve tiempo de sosiego con una mesa desnuda de manteles; con las vetas de la madera amplificando el encuentro breve, fugaz, de la luz sobre la superficie de las frutas. La mirada intuye la caída al interior del cuarto casi vacío, donde está una mesa desnuda de manteles y sobre ella unas frutas dispuestas como en una escena de bodegón.

martes, octubre 25, 2022

Intermedio XXI

Estaba en una etapa agotadora de ensayos para una obra de teatro que se daría a propósito de una festividad nacional. recorreríamos varios colegios del sector céntrico de la ciudad y el profesor de teatro, responsable de la puesta en escena junto a otra docente, eligieron el colegio de esta última como centro de operaciones.
Eso es, en términos generales, el recuerdo que he rescatado desde la fragilidad de la memoria para hacerla presente mientras escribo este texto. Permitiendo redescubrir la escena de un joven que está dispuesto a descifrar las posibilidades que la vida le mostraba, aunque muchas veces sintiera que eso de las posibilidades era difícil de abordar por una suerte de determinismo que sentía sobre él. Su gusto por las caminatas y en particular el gusto que adquirió por la literatura hizo que explorara también en el teatro a través de un pequeño taller desarrollado en el colegio.
No había incomodidad alguna en esa caminata próxima a la tarde noche luego de una larga sesión de ensayo. Nos encaminamos por una calle adoquinada en algunos tramos con bajo flujo vehicular convirtiéndola en una buena opción para charlar de manera tranquila; la vereda embaldosada y aquellas construcciones de fachada continua con texturas alternadas por un buen estuco o ladrillo a la vista; algún local comercial o almacén de barrio exhibiendo sus productos y una luminosidad ámbar envolviendo el paisaje a esa hora. Era parecido a una sensación de alegría que queda después de recibir una buena noticia. Los semáforos, la gente cruzando rápida, los aromas de fruta confitada en alguna esquina, la serenidad de haber hecho bien mi personaje en el ensayo esa tarde, el perfume de una pastelería. Qué si debí decir algo más en ese momento, no lo creo: cuando se está con ese tipo de sensación, casi siempre sobran las palabras.

PS
La puesta en escena de la obra a los días después fue un éxito total.

martes, mayo 03, 2022

Mesa con café y olvido

No merecía la pena seguir en esa línea de análisis, sobre todo a esa hora de la mañana. Sin embargo, el ambiente de soledad de su habitación, la obscuridad a penas rota por la tenue luz que manaba de una ampolleta amarillenta, sumada a la del exterior que se colaba entre la ventana cubierta por una cortina gruesa, con su color ahora desteñida por el paso del tiempo; sus treinta y cinco años de trabajo en una institución bancaria, ocupando un puesto, si bien no insignificante, al menos de poca relevancia, que además le había permitido sortear mareas de despidos durante las reestructuraciones internas, crisis económicas, políticas y toda suerte de avatares que golpean las fuentes de trabajo; aún se podía dar el lujo de intentar un análisis más profundo, más acabado, una línea argumentativa que lo dejara conforme al menos hasta la hora de su colación o a la vuelta de su jornada de trabajo. Su café había estado seguro todos esos años sobre aquella mesa de madera desnuda, cubierta en su superficie por una pátina de mugre acumulada por el tiempo. Ahí estaba él junto a su café; como siempre, pese a todo, pese a sus amigos y enemigos, reales o imaginarios.