sábado, marzo 27, 2021

Costanera de otoño

La línea del horizonte formada por la unión del océano y el cielo es definitiva, salvo si esto es alterado por un barco de carga de esos que son fabricados especialmente para el comercio; con su gran capacidad de carga, ocupada por enormes contenedores metálicos que aseguran sus valiosas mercancías. Salvo en ese caso, todo el paisaje se mantiene en un natural encuadre cielo-mar, acompañado por una brisa salobre y que el lugareño ya no percibe por haber nacido junto a ella. El graznido de las aves, los pasos sobre la costanera empedrada, el sonido efervescente de las olas retirándose de la orilla, todo aquello entrega la sensación de lejanía no solo espacial sino también temporal; una suerte de abandono alimentado por un simple estado de ánimo de ese momento o por recuerdos de lecturas y conversaciones en los cuales se describen paisajes similares.