martes, octubre 25, 2022

Intermedio XXI

Estaba en una etapa agotadora de ensayos para una obra de teatro que se daría a propósito de una festividad nacional. recorreríamos varios colegios del sector céntrico de la ciudad y el profesor de teatro, responsable de la puesta en escena junto a otra docente, eligieron el colegio de esta última como centro de operaciones.
Eso es, en términos generales, el recuerdo que he rescatado desde la fragilidad de la memoria para hacerla presente mientras escribo este texto. Permitiendo redescubrir la escena de un joven que está dispuesto a descifrar las posibilidades que la vida le mostraba, aunque muchas veces sintiera que eso de las posibilidades era difícil de abordar por una suerte de determinismo que sentía sobre él. Su gusto por las caminatas y en particular el gusto que adquirió por la literatura hizo que explorara también en el teatro a través de un pequeño taller desarrollado en el colegio.
No había incomodidad alguna en esa caminata próxima a la tarde noche luego de una larga sesión de ensayo. Nos encaminamos por una calle adoquinada en algunos tramos con bajo flujo vehicular convirtiéndola en una buena opción para charlar de manera tranquila; la vereda embaldosada y aquellas construcciones de fachada continua con texturas alternadas por un buen estuco o ladrillo a la vista; algún local comercial o almacén de barrio exhibiendo sus productos y una luminosidad ámbar envolviendo el paisaje a esa hora. Era parecido a una sensación de alegría que queda después de recibir una buena noticia. Los semáforos, la gente cruzando rápida, los aromas de fruta confitada en alguna esquina, la serenidad de haber hecho bien mi personaje en el ensayo esa tarde, el perfume de una pastelería. Qué si debí decir algo más en ese momento, no lo creo: cuando se está con ese tipo de sensación, casi siempre sobran las palabras.

PS
La puesta en escena de la obra a los días después fue un éxito total.

2 comentarios:

Marcelo dijo...

Y la obra literaria de aquí, maravillosa.

Ferragus dijo...

Gracias por la generosidad en tu comentario, Marcelo.