jueves, mayo 18, 2023

Moscatel rosada

Quedan un par de cosas sobre la mesa. Las mantiene ahí por simple compañía visual; forman parte de una imagen de interior amorosa, conocida. Las vides, justo en la esquina de la pieza, han dado a la naturaleza incontables veces sus frutos dulces y aromáticos. Incontables veces.
Si no ha tenido un racimo de uvas en sus manos es mejor que no siga, no intente seguir porque necesitará la experiencia de haber sentido el peso de los granos, la forma de las semillas, el tanino escondido en su hollejo, pero sobre todo el dulzor de su pulpa jugosa. ¿Recuerda la explosión de sabor al romperla en la boca?
Sombra generosa estival de verdes hojas; techo de oro en otoño limpio y plenilunio. Descansas tranquila y majestuosa sobre tu trono-andamio de madera. Ha depositado tus sarmientos con reverencia sobre tu suelo cada temporada, bendecido con una vid que le señala el tiempo trascurrido.
Mantis religiosa encaramada en tu cabeza
Incontables veces.

4 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Palpar el racimo, arrancar la uva e introducirla sin prisa en la boca.

Literatura y tercer milenio dijo...

Sin prisa.

Fackel dijo...

Se bebe la descripción, soy más del producto hijo que de la madre, gracias.

Literatura y tercer milenio dijo...

Gracias a ti; y salud (que en eso somos dos)