Si no ha tenido un racimo de uvas en sus manos es mejor que no siga, no intente seguir porque necesitará la experiencia de haber sentido el peso de los granos, la forma de las semillas, el tanino escondido en su hollejo, pero sobre todo el dulzor de su pulpa jugosa. ¿Recuerda la explosión de sabor al romperla en la boca?
Sombra generosa estival de verdes hojas; techo de oro en otoño limpio y plenilunio. Descansas tranquila y majestuosa sobre tu trono-andamio de madera. Ha depositado tus sarmientos con reverencia sobre tu suelo cada temporada, bendecido con una vid que le señala el tiempo trascurrido.
Mantis religiosa encaramada en tu cabeza
Incontables veces.
Incontables veces.
4 comentarios:
Palpar el racimo, arrancar la uva e introducirla sin prisa en la boca.
Sin prisa.
Se bebe la descripción, soy más del producto hijo que de la madre, gracias.
Gracias a ti; y salud (que en eso somos dos)
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