domingo, mayo 11, 2008

Alonso de Ovalle

Abrí de manera azarosa el libro dedicado al ‘reino de Chile’ y que fuera escrito por, quizá, uno de los primeros hombre en apreciar éste lado de la América colonial: Alonso de Ovalle. El mencionado libro logró su primera publicación en Italia en 1646; tuve oportunidad de leer una traducción en una biblioteca hace unos años atrás, no recuerdo cuantos, quedando gratamente impresionado no sólo por su prosa, sino también por el profundo cariño que transmite su autor por ésta tierra. Tarea en principio nada fácil, fue tomar ese enorme volumen y ponerme el objetivo de descifrar su encanto. Sin embargo, una vez que fui atrapado por sus páginas me fue imposible no esforzarme por conseguir una copia del libro, que afortunadamente encontré en una editorial.
Alonso de Ovalle, realiza en su obra, un trabajo de recopilación que incluye relatos entregados por habitantes naturales que hablan de las bondades de ésta tierra. Incluye una completa descripción de la geografía del lugar; explica como se manifiestan las estaciones y su duración; de la amplia variedad de plantas medicinales y muchos otros temas. Obviamente dedica una buena parte del libro para explicar cómo se ha desarrollado el trabajo evangelizador en el reino a través de sus misiones y el empeño constante de sus religiosos con la comunidad.
Habla de una lugar que resultó ser mí país. Realizó una semblanza de ésta tierra en sus inicios, quizá, más remoto. Se esforzó en sacar de la noche del tiempo, los primeros llantos de parto de una nación que nacía; trajo voces que de otro modo se hubiesen perdido en esa noche; hizo presente un siglo XVII que latía con fuerza en ésta tierra. Un trozo de tiempo valioso que afortunadamente éste insigne hombre nos obsequió.
De una manera lúdica podría decir que ésta nación tiene a dos personajes que ayudaron a elevarla entre las otras naciones del sur: Alonso de Ovalle y su Histórica relación del reino de Chile sería nuestro Heródoto; así mismo, Alonso de Ercilla y su obra La Araucana sería nuestro Homero.

2 comentarios:

Anabel Rodríguez dijo...

La vida está cuajada de hilos, que sin saber muy bien como nos llevan a determinados lugares comunes.
En donde yo vivo, hay bancos adornados con diferentes estampas de la Conquista de América. Cosa de lo más típico. Aparece retratado un personaje, que yo no conocía: Doña Mencía de los Nidos. Cacereña de nacimiento, y chilena de pro (de Concepción, concretamente). Doña Mencía aparece en La Araucana, obra que usted menciona en su entrada.
¡Quien iba a decirme que ibamos a rozarnos gracías a un banco lleno de azulejos,y a mi espíritu cotilla!.
En otro orden de cosas, desprende usted un gran orgullo y ternura en su entrada, caballero.
Besos.

PD: No sé porqué te trato de usted.

Ferragus dijo...

Hermosa coincidencia, estimada Anab. Y como bien intuyes: amo esta tierra; y por cierto, agradezco a España por la voz.
Con cariño te dejo unas breves líneas del canto VII.

“…
Es justo que la fama cante un hecho
Digno de celebrarse hasta el día
Que cese la memoria por la pluma
Y todo pierda el ser y se consuma.
Doña Mencía de Nidos, una dama
noble, discreta, valerosa, osada.
Es aquella que alcanza tanta fama
en tiempo que a los hombres es negada:
estando enferma y flaca en una cama
siente el grande alboroto y esforzada
asiendo de una espada y un escudo
salió tras los vecinos como pudo
…”

(Extracto de La Araucana de Alónso de Ercilla, canto VII)