miércoles, noviembre 06, 2019

Equidistar

Por cierto que esas cosas conseguidas con denuedo no fueron suficientes, aunque siempre se crea que se está en el camino definitivo, quedan aglutinadas en una especie de muro que pretende ser fuerte como para poder soportar el empuje de la brutal realidad. La fórmula es la misma y quizá es lo único que se mantiene inamovible desde tiempos remotos: Abrazar una idea y materializarla con mucho esfuerzo. Una idea original.
Estaba muerto sobre su escritorio de madera. La tinta derramada sobre el papel donde escribía una especie de relato histórico o algo así y su mano sosteniendo la plumilla. La tinta derramada alcanzaba su mejilla achatada por el peso de su cabeza,  pareciera intentar subir hasta su frente utilizando su abundante barba. La escena era de lo más patética; sin mucho más que agregar, excepto por el viento que ululaba entre la alta techumbre como una especie de lamento, y el frío glaciar que envolvía todo el lugar.
Esto es lo normal cuando las cosas que suceden, también nos sucede; y en eso casi no existe posibilidad de esquivarlas ¿Has contemplado las hojas tiernas de una acacia añosa, o quizá el rumor de un arroyo entre las rocas con sus destellos sobre su líquida figura?
Los cercanos al fallecido lo tomaron con cuidado casi reverencial y lo pusieron sobre una especie de camilla, para trasladarlo hasta un salón donde lo dejaron en la misma camilla cubierto con una tela de color amarillo o un tono algo parecido. Quizá era rosado, no sé.

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