miércoles, octubre 19, 2011

Antonia

Ocupaste el asiento justo en frente de mí; la señal auditiva apresuró a los rezagados que entraron al metro justo cuando las puertas comenzaron a cerrar. Tu mirada se encontraba con la mía en el reflejo de una ventana que insistía en reunirnos, que reflejaba el interior del carro casi como un pretexto entre los dos.
El movimiento se inició, con ese particular sonido de los motores eléctricos ganando velocidad…
-¿En qué estás?
-Te recordaba. –respondí.