martes, mayo 24, 2011

Sucursal bancaria

Nunca imaginé vivir una experiencia tan aterradora; cómo es posible que le ocurriera a una embarcación que poseía la última tecnología en navegación, además de una excelente tripulación (tengo entendido que esa tripulación fue premiada) La confusión que se generó al impactar en alta mar con aquella sucursal bancaria fue, como ya lo dije, aterradora. Por suerte para mí, estaba justo en la zona de proa viendo el reflejo de la luna en la piscina y bebiendo un vaso de algún trago que ya no recuerdo; mi cuerpo estaba apoyado sobre una especie de tanque o barril (después me percaté que se trataba de una balsa de rescate) y miraba fijamente al horizonte tratando de descubrir que significaba una débil luz que percibía a la distancia. Con cada minuto que pasaba la luz se hacía más clara y ahora podía distinguir, incluso, algunas tonalidades. Luego de un rato no me quedó duda alguna: Era la sucursal bancaria.
Estoy seguro que aquella sucursal estaba bien diseñada, y cumplía con todas las normas internacionales en seguridad. Lo novedoso también, era que no requería la presencia de algún ejecutivo y era factible realizar casi cualquier transacción que el cliente necesitara. Tenía cajero automático; dispensador de cheques personalizados; emitía duplicados de tarjetas de crédito; créditos de consumo e hipotecario; etc. En definitiva: era lo más avanzado de la tecnología bancaria, eso es verdad ¿Pero qué mierda estaba haciendo una sucursal bancaria en alta mar? ¿No hubiese sido más razonable impactar con una plataforma petrolera?


Stgo, Abril 1997