martes, junio 30, 2015

La taza de té

-No, gracias, no más té para mí. –Respondió al ofrecimiento de la camarera. –Tengo por costumbre y regla no beber más de tres tazas de té al día. –Comentó a su interlocutor. -La última la reservo para la noche antes de dormir "cosas de viejas" dirás tú. -Se llevó con delicadeza la taza hasta su boca, tomando un sorbo de la infusión que le hizo viajar indefectiblemente hasta su hogar paterno. Aquella casa en la montaña, escondida entre la vegetación y los riscos que se elevaban imponentes ante sus ojos de niña, construyeron en ella, o ayudaron a construir, todo ese mundo de cuentos que se inventaba mientras jugaba en la finca familiar. El sonido de la taza al posarse en el platillo de su interlocutor la trajo de vuelta, manteniendo esa mirada que declaraba a cualquiera que la estuviese mirando, que con toda seguridad, el recuerdo donde había estado, era donde mejor se sentía.

miércoles, junio 24, 2015

Solsticio de invierno

Deja el sol quieto, que no se mueva; si se marcha mejor sería. Entonces el frío sí sería intenso en los huesos; como cuando intentaste sostener una bola de nieve en tu mano. Deja que se marche, que no vuelva; nos quedaremos, te lo prometo, en un abrazo helado eterno.