lunes, enero 13, 2014

La decisión

la chica de la bici no me ve. Me escondo a su mirada; no quiero que sepa que estoy allí. Se aleja suave por el camino del parque hasta desaparecer. Cualquier día le hablo; le explicaré que el amor nace, al parecer, como las callampas, o sea en cualquier lugar. No, mejor no; suena poco poético dicho así. Le diré que me basta saber que ella existe en este parque para querer venir. Le quiero tanto que se lo diré tal cual; y es tanto lo que la quiero, que no me importa si ella sólo me sonríe y sigue pedaleando hasta desaparecer.

5 comentarios:

Anabel Rodríguez dijo...

¡Qué bonito! Me encanta el texto. Requeteprecioso, oiga usted. Un beso

Ferragus dijo...

Muchas gracias por tus palabras, Anabel. La verdad a mí también me gustó como quedó. Otro beso para usted, oiga.

Marcelo dijo...

Es una belleza esto, Don Ferragus. Y parece que las bicicletas están dominando el mundo porque vengo de escribir sobre cosas que se ven desde una, que vos tan brillantemente referiste, y aquí me encuentro con otra; sólo que en este caso transporta belleza y en la otra no.

Ferragus dijo...

Quizá será cosa mía, pero siento que las chicas se ven hermosas en bici. ¿cierto?
Gracias por pasar por estos lados, Marcelo.

Marcelo dijo...

Efectivamente, se ven hermosas en bici. Un abrazo