lunes, octubre 01, 2012

Ensayo para una huida

 …Inclusive le era difícil llevarse una cucharada de caldo hasta su boca: una mujer atenta le asistía. Por momentos su mirada salía disparada de aquel cuarto y se paseaba sobre los tejados vecinos. Se trepaba en algún gancho de un perfumado abeto y desde allí imaginaba su partida (o mejor dicho, su huida)  Sentía la tibieza de la cuchara en su boca y volvía al plato de comida.

6 comentarios:

Laura dijo...

Qué intrigante...

Abrazo.

Laura dijo...

Qué intrigante...

Abrazo.

Ferragus dijo...

Es una alegría genuina verte por estos lados, Laura. Besos.

Marcelo dijo...

Será así?

Carmyla dijo...

La huida, hace tiempo escribí algo parecido. Las huidas son caóticas, peores que una despedida.

Ferragus dijo...

No había reparado en ello, Fabiana; al parecer, las huidas tienden a ser caóticas.
Un saludo que incluye beso.