domingo, junio 15, 2008

Intermedio II

Al terminar el texto dedicado a Alonso de Ovalle, quedé con una sensación de tranquilidad con un cierto contenido de alegría. En un principio, no supe la razón que motivaba ese estado; luego de algunos días llegó a mí la respuesta: Era la existencia de un personaje que se relacionaba con el primero. Este hombre fue Manuel Lacunza. Los dos en cuestión compartían la misma orden religiosa, ambos era jesuitas y ambos nacieron en Chile.
No ofenderé a Plutarco con algún intento de mí parte en realizar una Vidas paralelas, no; pero sí prepararé un texto a este otro hombre que aunque no se conocieron, ambos compartieron un suelo común; espero publicarlo próximamente.
Por momento, publicaré un texto en el cual describo una experiencia vivida con mí padre hace algunos años y que se volviera capital en la vida de los dos. Este texto está basado en un viaje (¿iniciático?) al sur de Chile a una localidad llamada La unión.

4 comentarios:

Anabel Rodríguez dijo...

Espero ansiosa cualquier entrada suya, estimado Ferragus.
Por cierto, no creo que Plutarco vaya a removerse en su tumba (si todavía existe). Puede moverse usted con completa libertad para crear.
Saludos

Ferragus dijo...

Gracias por tus palabras de ánimo, estimada anab. Y sí, concuerdo con tu visión,creo que a Plutarco no le incomodaría.

Un beso

Unknown dijo...

Sin embargoooooo

Júpiter, turquesa y con sus anillos dorados, definitivamente se roba la película, encontray? já.



2 besos (mejor 3)

(p+)

Ferragus dijo...

Me perdí con tu vuelo, querida Paloma. Esto de caminar y no volar…


Siempre un beso.